martes, 11 de febrero de 2020

La historia de Juan José y Elías Latorre Hermanos en la guerra







La historia de Juan José y  Elías Latorre
Hermanos en la guerra

            Una guerra no solo enfrenta a dos bandos, estados o naciones, sino que en este choque también puede enfrentar amigos, hermanos y parientes, que por diversas circunstancias quedan en partes opuestas de la lucha. El caso que veremos a continuación es uno de los más singulares, porque además de enfrentar a un hermano con otro, ambos terminaron siendo héroes de sus respectivos países por los cuales pelearon, en este caso Chile y el Perú.
            Juan José Francisco Latorre Benavente se le considera uno de los más importantes héroes navales de Chile “…el más grande, después de Arturo Prat Chacón, el inmortal…”  Su arrojo y pericia lo volvieron una figura demasiado importante en la guerra del Pacifico, ya que al servicio de la escuadra,  con el grado de capitán de fragata y comandando la cañonera Magallanes tuvo el honor de abrir los fuegos en el mar, ya que luchó en Chimpana contra los barcos Unión y Pilcomayo, venciendo a ambos navíos de guerra del Perú. Por sus cualidades y arrojo fue subido de grado a comandante y se le asigno la tarea de hundir o capturar el monitor Huascar. Tarea que cumplió satisfactoriamente en el combate de Punta de Angamos, después de esta hazaña, participa en casi todos los desembarcos realizados por el ejército.
El avances de las armas chilenas, lo llevaron a colocar un bloqueo sobre el puerto del Callao y es en este momento que Juan José siendo el comandante de la escuadra se debe enfrentar en combate a su hermano el coronel Elías La Torre Benavente, quien comandaba  la batería “Ayacucho”, durante el duelo con la escuadra chilena, esta batería abrió fuego en diversas oportunidades sobre la flota de guerra, sosteniendo un duelo a muerte.
           

       ¿Por qué los hermanos Latorre lucharon en bandos antagónicos?, esto se produjo debido a los orígenes de sus padres. El progenitor de Juan José era don Elías Latorre Morales, un importante comerciante peruano y descendiente de una prominente familia cuzqueña, mientras que la madre era la mendocina Nicomedia Benavente Valenzuela, hija del patriota chileno Juan José Benavente. El matrimonio tuvo ocho hijos, a los meses de nacer el último, el padre fallece, esto provoca que la joven viuda sin muchos recursos buscara amparo en la familia de su marido, enviando a Lima a tres hijos, en este caso Elías, Fernando Adolfo e Ignacio, que de esta forma quedaron unido a la causa del Perú durante la guerra. Ambos hermanos siguieron destinos militares paralelos, mientras Juan José ingresaba en 1861 a la armada de Chile, su hermano Elías hacía lo propio e ingresa al ejército del Perú en 1862. Ambos hacen una exitosa carrera militar. Para enfrentarse militarmente. Cuando la fortaleza del Callao cae en manos chilenas, Elías es prisionero de Chile, pero todo indica que es liberado por acción de su hermano, no toma partido en la campaña de la Breda o la Sierra, con los irregulares, pero tiene un comportamiento patriota hacia su nación. Al firmarse el tratado de paz de Ancón, Elías desempeña importantes cargos políticos al igual que su hermano en Chile. Esta relación de fraternidad concluye cuando el coronel Elías fallece de un paro cardiaco en 1903, presentándose su hermano Juan José a sus exequias, así terminaría una relación de amor y odio entre dos hermanos.

       Una curiosidad es que el apellido paterno en el caso de Juan José se escribe como "Latorre", mientras que el  de su hermano se escribe como "La Torre", esto se debió simplemente a una simplificación realizada en Chile del apellido al parecer.







Bibliografia.
Merlet Sanhueza, Enríquez. Juan José Latorre héroe de Angamos.           

domingo, 9 de febrero de 2020

Un chileno en el ejército imperial chino.







¡Aquí nos fregaron…se jodió la China!
Un chileno en el ejército imperial chino.

                El dicho: hay un chileno en todas partes, parece bastante acertado, este es el caso de un casi desconocido chileno que lucho en las fuerzas imperiales del Celeste Imperio durante la trágica guerra del Opio 1856 - 1860. El hecho nos lo relata Patricio Lynch, que por esa época era guardiamarina con 16 años  de edad, en la Real Marina Británica. Durante el asalto a la fortaleza de Cheupú, el joven Lynch recién ascendido,  va a cargo de un batallón de marinería, que con grandes esfuerzos se abre paso entre los muros de la fortaleza, una vez dentro, se enfrentan a la dura resistencia de los soldados mongoles, quienes colocan una tenaz lucha al asalto de los “demonios blancos”. 


Es en ese momento cuando Patricio coloca atención en un combativo soldado que dirige a un grupo de aguerridos hombres, es más alto que el resto y tiene una tupida barba cerrada, por tanto, no se condice con el grupo racial chino - mongol, definitivamente Lynch se da cuenta que es un occidental aventurero como él, hace fuego contra el hombre, pero no le da, es entonces cuando cree escuchar que el barbudo de dos metros habla en castellano en un acento demasiado familiar, con palabras mitad coloquiales y mitad en garabatos, Patricio hace que sus soldados dejen de disparar y entonces escucha claramente “¡Aquí nos fregaron…se jodió la China!”.
                El joven oficial no lo puede creer, es un chileno, pero debe asegurarse, le grita:
-¿Quién es usted y de dónde viene?-
Se da unos minutos de incomodo silencio y recibe su respuesta:
-“Pancho Guerrero, mi teniente, de Valparaíso” y a continuación en un tono de molestia
-“y usted qué diablos hace entre los gringos”. Lynch que no desea matar a un compatriota, le grita de devuelta:
-“¡Rinda usted el fuerte y hablamos!-



Como la situación a todas luces estaba perdida para el ejército imperial chino, Pancho rinde su posición y el fuerte cae en manos inglesas, Lynch cuida de su compatriota, lo lleva frente al Comodoro británico a quien le explica la situación. Este último ve muy simpático el  caso y se aviene a dar un salvoconducto  a Pancho quien se marcha, quizás de vuelta a la ciudad de Valparaíso, no lo sabemos, lo cierto que se despide de Patricio Lynch muy agradecido que le salvara la vida.      

Bibliografía.
1.- Maldini, Héctor. El Príncipe.
2.- Lynch, Patricio. Memorias al gobierno de Chile del general en jefe en operaciones en Perú.
     

viernes, 7 de febrero de 2020

EL último discurso del presidente Salvador Allende ¿Fue espontaneo?



EL último discurso del presidente Salvador Allende
¿Fue espontáneo?

            Mucho se ha hablado sobre las últimas palabras del extinto presidente de Chile, Salvador Allende G. (1970 -1973), que fue uno “de los mejores discursos de la historia”,  “que marcó un hito en los grandes estadistas de Chile”, entre otras tantas alabanzas, y si bien, el discurso en sí no carece de belleza estética, calidad oratoria y profundidad espiritual, tacharlo del mejor de la historia es evidente que es una  exageración.
            No es el interés de este articulo estudiar la calidad del discurso en sí, sino que ahondar en aquel mito que dice  que el presidente Allende lo dijo en forma  espontanea, y dicho, al alero de las balas y cañonazos del golpe militar, lo que engrandecería más aún estas últimas frases. Por mucho tiempo se ha ido construyendo esta idea, esto es quizás a las cualidades políticas del citado presidente, al fanatismo de muchos de sus seguidores o a la construcción heroica que se ha construido de su persona, más que mal, el propio Salvador Allende dijo: “que era carne de monumento” .

         Lo cierto es que para decepción de algunos, el citado discurso no fue construido en el apasionamiento del momento, sino que fue el fruto de una larga meditación, las palabras escritas en papel fueron las ideas maduras de un hombre que sabía que su tiempo de estadista se había acabado, que era cuestión de tiempo para que las fuerzas armadas dieran un <<Golpe de Estado>> en toda forma y regla. Allende esperaba que parte del ejército y los grupos de izquierda afines lo apoyaran, pero no era tonto, sabía que podía existir un escenario extremo, que la gran mayoría de las fuerzas armadas estuvieran en su contra y que los partidos de izquierda como el Socialista, solo se quedaran en una verborrea maximalista, llena de palabras como “revolución”, “lucha”, “guerra civil”, pero que eso fuera todo, y que al final quedara literalmente “solo” frente a su destino, por este motivo escribió un verdadero testamento político, en forma pausada y muy bien estudiada, deseaba que sus palabras fueran un verdadero ejemplo de templanza y coherencia política, como lo fueron el legado de otro presidente, nos referimos a  José Manuel Balmaceda, fallecido casi una década antes. Por esta razón, estuvo meditándolo y escribiéndolo durante largas horas, para luego en la última radio que le era adicta, “Magallanes”, pronunciarlo, saco de su bolsillo el papel y comenzó a leerlo con la entonación adecuada de un hombre que sabe dar discursos en todos los escenarios, debajo de una mesa para estar más seguro que una “bala loca” no truncara sus palabras, luego de eso lo guardo, entre medio de sus aladas palabras incluyo cosas que estaban sucediendo en ese momento, esto último ha creado la idea que fue espontáneo. Quien nos relata este episodio es su gran amigo el médico  Arturo Jirón Vargas quien fue testigo presencial del hecho, por ser el médico de la presidencia (uno de ellos).

            Muerto Salvador Allende y rendido el palacio de la Moneda se abre una gran incógnita que ninguno de sus biógrafos ha puesto ni la más mínima atención y es ¿qué fue del discurso en papel?, cayó en manos del servicio de inteligencia del ejército,  fue destruido por algún cercano de Allende o por el mismo, en un arrebato de rabia como hicieran al empujar los bustos de los presidentes, será ahora parte de alguna colección privada, no lo sabemos y probablemente nunca lo aremos, pero así se tejen las historias.     

jueves, 6 de febrero de 2020

¿Cómo los ingleses se volvieron adictos al té?




¿Cómo los ingleses se volvieron adictos al té?


            Pensar en Inglaterra sin el consumo del té es casi imposible en esta época, los ingleses son fanáticos consumidores y lo ingieren en grandes cantidades. Pero no siempre fue así, de hecho el té antes de 1662 era una bebida casi desconocida por la mayoría de los ciudadanos del país.

Su consumo se inició por un hecho anecdótico y muy poco creíble, el entronizado rey Carlos II, hijo del decapitado Carlos I, tras la guerra civil entre la corona y el parlamento que llevo a Inglaterra a una dictadura religiosa – militar por parte de Oliverio Cromwell, a su regreso a Inglaterra después de la muerte del despótico tirano,  contrajo matrimonio con la princesa Catalina de Braganza, hija del rey de Portugal, como muchos matrimonios de la época este era por conveniencia, ya que ambos reinos se beneficiarían con una alianza económica, militar y política en contra del enemigo común, España.
El hecho es que la joven princesa salió de Portugal con una gran cantidad de cosas y regalos, entre estas, una caja metálica que contenía un muy buen té de Ceilán, que los portugueses habían introducido desde Bombay, la India, su emporio comercial  y que consumían como bebida fría o caliente, aun que sin llegar al nivel de los británicos. Cuando Catalina llegó a la corte de Carlos II siguió con su costumbre de consumir té a diario, pronto el monarca se tentó a probarlo y luego la corte entera. El rey de Portugal enviaba remesas constantemente a su hija y cada vez en mayor medida, ya que se fue expandiendo su consumo entre la nobleza. Tal fue su impacto que Portugal inicio la exportación de este codiciado producto a Inglaterra, esto además se vio favorecido, ya que Catalina traía como dote la ciudad de Bombay en donde comerciantes ingleses se instalaron para iniciar su exportación en grandes cantidades a su tierra.


El éxito del té fue tal que en poco tiempo todas las capas de la población lo consumían a pesar que varios clérigos presbiterianos y puritanos lo condenaban por ser una bebida introducida por los “papistas” de la corte y traída de tierras paganas. Pero nada importo de esas condenas, incluso se crearon festividades con relación al té y se le dio una hora determinada al día para su consumo, a eso de las 4 de la tarde, cuando los trabajadores hacían un momento de descanso de sus faenas.       

martes, 4 de febrero de 2020

¿Para que se utilizaban las momias?




La utilización de las momias egipcias como un producto de múltiple uso.

                Las momias del antiguo Egipto siempre han sido una gran atracción para las masas de turistas y estudiosos de la milenaria cultura de los faraones, y como no serlo, si guardan los secretos de una de las primeras civilizaciones humanas, pero lo que poco se conoce, es que las momias no siempre fueron objetos de estudio, veneración, aprecio y cuidados, en diferentes épocas de la historia de Occidente y del Medio Oriente, fueron utilizadas con diversas finalidades, que eran todo menos de estudio, por esta razón podíamos verlas como medicamentos mágicos hasta combustible para trenes.

            Debemos tener presente que los egipcios del Reino Antiguo, no solo momificaban a sus soberanos, sino que también lo hacían con los parientes, sirvientes y mascotas de este último, por esta razón, las momias eran bien variopinto y existía una gran cantidad de ellas, esto provoco que las autoridades de Egipto no tuvieran un gran aprecio de ellas, y por tanto, no las cuidaran en exceso, esto dio como resultado que las momias se trasformaran en materia prima para otros productos a lo largo de la historia como veremos.

            Los primeros rastros en la historia de la utilización de las momias como medicamentos lo encontramos en el libro de Plinio “el Viejo”  <<Historia natural>>, quien alaba el betún persa para curar heridas y males, como esta resina era escasa y de difícil acceso, se solía falsificar con los aceites resecos de las momias. El medicamento tan enaltecido por Plinio fue utilizado bien entrada la Edad Media, entre sus asiduos consumidores tenemos al filósofo Avicena (siglo X – XI d.C).
            En los albores del Renacimiento apareció un nuevo medicamento “sana todo” extraído de las momias, nos referimos al “Polvo de oriente”, su utilización garantizaba la cura de cualquier enfermedad, en este periodo uno de sus mayores patrocinadores fue el rey Francisco I de Francia, aunque este producto no lo salvo de sus laceraciones después de la justa en honor a la paz con Carlos V.

            Para el siglo XVIII las momias tuvieron otro uso, muy diferentes al dado hasta ese momento, unos artesanos comenzaron a fabricar oleo con su polvo aceitoso, era un color resistente que llamaron “Marrón de momia” y que se volvió muy apreciado y consumido por muchos artistas de la época.
            Otra forma de uso de las momias fue para fabricar papel, como se sabe en el siglo XIX el papel era hecho a partir de una pasta de tela, las momias tenían casi veinte kilos de vendaje, por esta razón las hacía muy apetecibles, tanto así que, un empresario norteamericano importo durante la Guerra de secesión (1860 -1865) un barco lleno de momias para la fabricación de papel muy escaso por esos tiempos debido a que el algodón se consideraba producto de contrabando en la Unión, materia prima para la fabricación del papel.
            Entrado el siglo XIX, uno de los pasatiempos de moda de la aristocracia europea, aparte de hablar con los muertos, era el desvendado de momias, no existía ningún lord inglés o empresario francés que no hubiera participado de tan animada experiencia.
         


  Finalmente y aunque de este punto no se está seguro, las momias por sus aceites eran un excelente producto combustible y según el escritor Mark Twain las usaban las locomotoras de la ciudad del Cairo, ahora bien, el escritor estadounidense que era sarcástico de nacimiento no es la fuente más fidedigna de todas.
                Para terminar con esta curiosidades sobre las momias, el mismo nombre con la que se les conoce en la actualidad, valga decir “momia”, no proviene del antiguo Egipto, ya que en la civilización faraónica se les conocía con el nombre de “Sah”, el termino momia es de origen persa “mumia” y significa betún.